Semaglutida para la salud del hígado: una guía completa

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La semaglutida, un medicamento inicialmente conocido para perder peso y controlar la diabetes, ahora está aprobado por la FDA para tratar la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH), una afección hepática grave que puede provocar cirrosis. Este tratamiento aprovecha la pérdida de peso como estrategia clave para reducir la inflamación y las cicatrices del hígado.

Cómo funciona la semaglutida

La semaglutida se administra mediante inyección semanal, generalmente debajo de la piel en áreas como la parte superior del brazo, el muslo o el abdomen. La coherencia es vital; omitir dosis puede reducir la eficacia. Si bien el momento exacto no es crítico, mantener un horario regular (por ejemplo, todos los miércoles) mejora el cumplimiento.

La dosis del medicamento se aumenta gradualmente durante cuatro meses, comenzando con 0,25 mg y alcanzando una dosis de mantenimiento de 2,4 mg por semana. Esta titulación lenta minimiza los efectos secundarios comunes como náuseas, vómitos y malestar digestivo. Los beneficios de la pérdida de peso pueden notarse en las primeras semanas, con resultados más sustanciales después de uno o dos meses.

Posibles efectos secundarios y tratamiento

Los problemas gastrointestinales son frecuentes: aproximadamente el 40% de los pacientes experimentan náuseas o vómitos. También son comunes el estreñimiento, la diarrea, el dolor de estómago y la hinchazón. Estos efectos se deben a la ralentización de la digestión de la semaglutida.

Las estrategias para mitigar el malestar incluyen:

  • Comer porciones más pequeñas y más frecuentes.
  • Evitar alimentos grasos, picantes o ricos.
  • Comer despacio

Los ajustes dietéticos son esenciales

La semaglutida altera el apetito y la digestión, lo que a menudo provoca una saciedad más rápida y una reducción del hambre. Sin embargo, esto puede aumentar el riesgo de deficiencias de nutrientes, particularmente de proteínas. Consumir entre 20 y 30 gramos de proteína magra (de aves, pescado, frijoles o lácteos bajos en grasa) en cada comida es crucial para prevenir la pérdida de masa muscular. Dividir la ingesta en cinco o seis comidas más pequeñas puede ayudar a la absorción de nutrientes.

Efectos cosméticos y uso a largo plazo

La pérdida rápida de peso con semaglutida puede provocar cambios estéticos, como mejillas hundidas o rasgos faciales hundidos (a veces denominado “rostro Ozempic”). Estos efectos, causados ​​por la reducción de colágeno y elastina, generalmente no son dañinos pero pueden ser indeseables. Mantener una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad y practicar un buen cuidado de la piel puede ayudar a mitigar estos cambios.

Suspender la semaglutida a menudo revierte sus beneficios, lo que hace necesario un tratamiento a largo plazo o indefinido para lograr mejoras sostenidas en el hígado. El medicamento aborda una afección crónica que requiere un tratamiento continuo para mantener resultados positivos.

El impacto de la semaglutida se extiende más allá de la salud del hígado, ya que puede reducir los antojos e incluso las conductas adictivas al alterar las respuestas del cerebro a los alimentos. Dar prioridad a los alimentos ricos en proteínas y nutrientes es vital para prevenir la pérdida de masa muscular y las deficiencias nutricionales. Este tratamiento requiere compromiso tanto con los protocolos médicos como con los ajustes del estilo de vida para obtener resultados óptimos.